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| SIEMPRE TE RECORDAREMOS, MANOLO |
Ella, mi amiga, hoy tuvo la necesidad de contar lo mal que se sentía, porque le duele esta terrible situación en la que estamos. Y me lo contó precisamente a mí, a quien tantas conversaciones sobre sus hijos tuvo con Manolo. Ese hombre que tenía un millón de amigos que dice la canción. Entre ellos, yo. Una suerte haberlo conocido y otra la amistad de sus hijos.
Cada uno decide cual es el objetivo de su FB, todos son muy lícitos. En mi caso siempre ha sido por dos motivos, uno a nivel personal para compartir alegrías con mi gente, sobre todo con aquella a la que físicamente es imposible ver y que sabes que hacen suya tu felicidad, porque ese es el significado de la amistad, y en ese sentido soy la persona más afortunada del mundo precisamente por tener amigos por todo el mundo. A nivel laboral, mi campo es el del turismo y la comunicación, y por ello disfruto compartiendo casi tanto como disfruto trabajando. Es la primera - y espero última- vez que mi publicación tiene un carácter político, necesito hacerlo.
La paradoja española: el ciudadano da ejemplo al gobierno y no el Gobierno al ciudadano. Adoro a mi país y estoy orgullosa de ser española. Siento admiración por la mayoría de mis compatriotas, ciudadanos de bien; pero indignación por el Gobierno que (no) me representa.
Juzgar la gestión de nuestro gobierno en semejante situación no es un acto de traición, sino más bien, de patriotismo.
No concibo un Gobierno que no es capaz de poner un crespón negro en su bandera, máxima enseña nacional, por sus más de 22.000 muertos.
Un Gobierno que exige el máximo sacrificio a los españoles pero que no es capaz ni de suprimir sus dietas por desplazamiento –cuando la mayoría están en su casa por la escasísima actividad en las cámaras-, como para pensar en reducción de sueldos como han hecho muchos de sus homólogos en otros países. Deberían de seguir el ejemplo de la alcaldesa de Fortuna (Murcia): reducción de un 25% o del gobierno municipal de La Laguna (Tenerife): reducción de un 30%. Una vez más, los políticos de corporaciones menores, de contacto directo con el pueblo, son los de verdad. Siempre lo decía mi padre: el político de raza suele ser el que hace grandes cosas en lugares pequeños.
Admiro a los niños, que a pesar de haber sido máximos sufridores de un encierro que ya dura demasiado, nos han dado una lección de comportamiento.
Me indigna un Gobierno que habla a los adultos como niños y a los niños como adultos.
Me indigna un gobierno que exige responsabilidad para evitar contagios y cuyos miembros no predican con el ejemplo.
Admiro- y añoro- a nuestros mayores. A los que debemos lo que somos y que en el ocaso de la vida, cuando deberían de gozar de la tranquilidad y la paz tan merecidas y por supuesto del cariño y los abrazos de los suyos; deben vivir esta situación con la máxima preocupación por ser los más vulnerables y lo que es peor, en la más cruel soledad.
Me indigna un Gobierno cuyo representante de Derechos Sociales no ha sido capaz ni de una sola comparecencia ni por supuesto una disculpa –donde vamos a parar- por la dantesca situación vivida en los centros de la 3ª edad (es más bonito salir como salvador de los niños, ¡¡qué hipocresía!!). Cualquiera de los trabajadores de los centros geriátricos que decidieron voluntariamente confinarse con sus mayores, poniendo en riesgo su salud y sacrificando su vida personal, se merece mucho más que usted, Señor Iglesias, estar al frente del Ministerio de Derechos Sociales.
Y además de indignarme me produce la más profunda de las tristezas el que no se haya permitido a un hijo despedir a una madre. Agrupamientos en un plató de televisión para hablar de frivolidades: si; reuniones de unos hijos –debidamente protegidos- alrededor de un féretro de un padre o una madre para unidos consolarse y darle la despedida que se merece: no. Me temo que quien haya sufrido este desgarro tan inhumano, no lo podrá superar en la vida.
Admiro a una sociedad generosa que se retroalimenta y se respeta. Que aplaude la profesionalidad y el coraje de sus conciudadanos, se reinventa para poder ser provechosa a su país e incluso presta sus servicios de forma gratuita pues su máxima es ayudar a quien lo necesita.
Me indigna un Gobierno que no respeta ni a sus Instituciones. Ni a su Majestad el Rey, símbolo de la Unidad y de la Permanencia del Estado (a quien habían prometido fidelidad, eso es coherencia e integridad, si Señor). Ni por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: esas que han levantado hospitales de campaña en tiempo récord, han desinfectado esos centros geriátricos que ustedes han olvidado y llevado la compra a personas mayores. Eso si es ejemplo de cumplimiento del deber. Ni tampoco al Consejo General del Poder Judicial, al que se ha querido acusar de prevaricación. Inadmisible. Al igual que es inadmisible que el Presidente del Gobierno lo consienta –como siempre un rehén a quien no le importa su cautiverio lo más mínimo, siempre y cuando éste sea en la Moncloa-. Ni a sus compañeros de gobierno, entre los que se encuentran tres jueces. Paso palabra.
Admiro a empresarios que se han esforzado por evitar un ERTE aún a costa de su bienestar personal. Mención de honor una vez más a don Amancio Ortega, quien además de generosísimas donaciones a nivel personal, el grupo que preside, Inditex, ha sufragado el coste de toda su plantilla integrada en España por unos 50.000 trabajadores al menos hasta el 15 de abril. Me parece inadmisible que el Gobierno no reconozca ni agradezca su labor.
Ojalá tuviésemos un Amancio Ortega en el Gobierno. Que diferentes serian las cosas.
Siento lástima por los casi 3 millones de españoles que han sufrido un ERTE y que cada vez temen más poder recuperar su puesto de trabajo. Y siento lástima, pero de otro tipo, por la Ministra de Trabajo que no es capaz de explicar lo que eso significa. Qué poco, o más bien, nulo, amor propio. Que falta de respeto al prójimo, a su país. Y siento desprecio hacia una ministra de Hacienda y portavoz del gobierno que amenaza con penalizar a aquellos empresarios que aprovechen la situación para despedir a un trabajador. Una insinuación así en un momento de frenazo radical de la actividad económica, lo único que transmite es animadversión hacia el empresariado. Recordémosle a la señora ministra que la riqueza de un país es aquella de su tejido empresarial, que son los empresarios los que crean puestos de trabajo y que su sueldo, señora ministra, se lo pagamos los españoles que cotizamos –o cotizábamos- Por cierto, un humilde consejo: con lo gratificante que es sentirse útil, quizás debería plantearse volver a ejercer la medicina, dónde en este aciago momento, todas las manos son pocas; en lugar de ser portavoz de insensateces como la comentada o la de plantear como opción de primera salida de los niños tras más de un mes confinados, ir al supermercado. En fin, pido el comodín de la paciencia.
Continuando con los ERTES. ¿Por qué no se ha aplicado en el Congreso los Diputados y el Senado? De los 350 diputados y 265 senadores: ¿cuántos están desempeñando sus funciones? ¿Por qué reciben un trato de favor respecto al resto de trabajadores compatriotas, esos a los que representan? Se alude que legalmente no es posible hacerlo porque no están en contrato laboral. Pido el comodín de la explicación de un experto porque no entiendo nada.
Admiro por supuesto a todos los trabajadores que siguen al pie del cañón para que a los que debemos quedarnos en casa no nos falte de nada. Mención especial a los sanitarios, en primera línea de esta terrible batalla. Trabajando sin desaliento a pesar de las trágicas circunstancias. Prescindiendo a estar con sus familias y poniendo en riesgo su salud. Nadie en su sano juicio puede comprender como en el cuadragésimo primer día de Estado de alarma se siguen contagiando sumando ya unos 35.000 a esa deshonrosa lista de personal sanitario positivo en el test. Tests, de los cuales, una partida cuyo coste fue de unos 17,10 millones de euros estaba defectuosa. Laboratorio proveedor Interpharma, S.A. ubicado en Santa Coloma de Gramamet, localidad a 27 kms de de La Roca de Valles, dónde el señor Illa fue alcalde.
Por cierto, el señor Illa es licenciado en Filosofía y tiene un máster en Administración de Empresas. Es un buen curriculum vitae, no lo niego. Pero no ha ejercido laboralmente en el ámbito de la sanidad, ni en cualquier otro. Ha ocupado distintos cargos políticos desde que acabo de cursar sus estudios. Siempre he pensado que para poder ejercer bien la política, el servicio a los españoles, hay que conocer de verdad la realidad de los españoles, la realidad del trabajo del día a día en una empresa, sea de índole que sea. Vuelvo a poner el ejemplo del Sr. Ortega cuya hija ocupó todos los posibles cargos dentro de Inditex, antes de ocupar la dirección. Conociendo el trabajo desde sus entrañas, puedes dirigirlo. En este sentido, su homóloga lusa, doña Marta Temido, además de tener un Máster en gestión y economía de la salud, Doctorado en salud internacional y ha sido gerente de varios hospitales. En Portugal hay 7,54 muertes por millón de habitantes y en España 45,6. Es obvio que su gestión ante el covid19 es muchísimo mejor que la nuestra, casi nada es casual en la vida, no en vano estamos hablando de una crisis sanitaria, ¿no? Ahora es cuando nos damos cuenta de lo importantísimo que es tener a las personas adecuadas al frente.
Siguiendo con los despropósitos, recordemos que algunos de los sanitarios que sufrieron contagio fue, agárrense a sus cinturones, por llevar una de las mascarillas defectuosas que el gobierno adquirió al proveedor Garry Galaxy por un coste de unos 2,10 millones de euros.
Que chapuza. Pido el comodín de la llamada o mejor dicho, de la consulta telemática. Esa que hicieron con los niños el pasado 18 de abril don Pedro Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias; y don Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación.
Este último no sabía casi ni cómo ponerse la mascarilla (tras más de un mes del Estado de alarma) y al hacerlo le entraba incluso la risa. ¡¡Cómo tiene tanta guasa la situación en cuestión!!. Igual pensó que siendo para niños, había que ponerle humor y no tuvo en cuenta que los niños se lo están tomando muy en serio y dándonos una lección, y lo que es peor, quizás algunos de esos niños que les estaban viendo, hayan perdido a uno de sus abuelos durante esta terrible pandemia, precisamente por no haber tenido una mascarilla. Bochornoso.
Y ya que estamos con las mascarillas, ante el precio abusivo de las mismas en las farmacias (esto da para otro capítulo) el gobierno decide intervenir y fijar –sin previa consulta a los farmacéuticos del precio coste- el precio al público de 0,96 €.
Punto número 1: los farmacéuticos son los que asumen las pérdidas pero es el gobierno el que se cuelga la medalla.
Punto número 2: ¿cómo pueden proponer un precio que implica tener que dar un cambio de 4 céntimos con la incomodidad que eso supone a nivel stock de monedas –más visitas al banco- y a nivel epidemiológico - más monedas en circulación-.
Admiro a los profesores que están esforzándose al máximo por ayudar a sus alumnos en esta terrible e inédita situación. Me indigna la actitud del ministro de Universidades que cuando se le pide consejo sobre la forma de evaluación les lanza la pelota a los rectores de las CC.AA.
Si alguien tenía alguna duda de la necesidad de crear este ministerio, desgajándose del de Ciencia, ahí tiene la respuesta. Otro sueldo inútil soportado por los españoles y que no redunda en beneficio alguno. No creo que en ningún otro momento en la historia – confiemos- vuelva a ser tan necesaria la acción como en el momento actual. Si este ministerio ahora no ha sido provechoso, nunca lo será. Esto nos hace reflexionar de nuevo sobre el manido debate de la transferencia a las autonomías en materias tan enjundiosas como la salud, la educación y la justicia. ¿No deberían de ser iguales para todos los españoles? Esa es la verdadera igualdad, y no la absurda paridad y el hablar de los niños y las niñas. Y además, cuantos sueldos inútiles se ahorrarían o mejor dicho, cuánto dinero del bolsillo de los españoles se dedicarían a fines útiles para los españoles.
Nos hemos cansado de los “Aló Presidente” protagonizados por nuestro no presidente, el mismo que critica las dictaduras y presume de ser adalid de la democracia. Nos hemos cansado de ser muy obedientes pensando que así éramos solidarios. Nos hemos cansado de no compararnos con países vecinos en que se puede pasear o hacer deporte. Nos hemos cansado de ver como nuestra economía se descalabra sin solución, ya se habla de una cercana reducción del PIB entre el 8 y un 15%. Sabemos que estamos sufriendo una pandemia a nivel global, lo peor que ha vivido España en la historia reciente desde la Guerra Civil Española, pero precisamente por eso, exigimos tener un Gobierno digno que nos represente. Y no un Gobierno que empieza a parecer que quiere recluirnos en casa y anularnos. Un Gobierno que cada vez tiene más tintes marxistas y leninistas y recuerda más al de la pobre y querida Venezuela. No me quiero ni imaginar que en esta terrible situación, el Gobierno actual hubiese estado en la oposición. Las revueltas independentistas hubiesen parecido un episodio de la Casa de la Pradera en comparación a las que podía haber habido, no quiero ni pensar los calificativos que hubiese recibido el gobierno obligar a los ciudadanos a quedarse en casa y por el número de fallecidos. Paso pensamiento porque me entran escalofríos.
Y todo ello, para ostentar el deshonroso record mundial de muertos por millón de habitantes después de Bélgica. España no se lo merece.
Con ellos quiero acabar, D.E.P todos ellos y mucho ánimo para sus seres queridos.
Gracias a todos los españoles que de verdad quieren a su país y están dispuestos a sacrificarse por él y sus compatriotas.
L.A.

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