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lunes, 27 de abril de 2020

REFLEXIONES DE UN JUBILADO, de JOSÉ ANTONIO FDEZ. VILLORIA

"SIEMPRE HAY ALGUNA LUZ EN ALGÚN SITIO"
Pues aquí estoy otra vez, tratando de expresar las reflexiones de un jubilado, que en esta ocasión y quizás por los cuarenta días de confinamiento o porque las pocas neuronas que me quedan están muy espesas, voy a ser irónico y contundente. Que este era un virus nuevo y con un comportamiento muy diferente a los anteriores es evidente, pero claro, para los países del primer mundo esto es una epidemia de “los chinos”, en Asia, África.. es decir, esto no era cosa nuestra. En este sentido, la prepotencia nos llevó a todos los países a la situación actual, incluso aunque la OMS nos advirtiera del peligro a finales de Enero. Pero no voy a ser yo quien vaya a criticar la falta de medidas a finales de Enero. A ver quién es el guapo que toma medidas de confinamiento sin tener ningún muerto encima de la mesa. Pero lo que realmente nos diferencia a unos países de otros son las medidas y la forma de llevarlas a cabo una vez que el virus se expande por el país. Mientras que unos países hicieron acopio de test y material sanitario para los sanitarios, personal de riesgo y ciudadanos en general, otros hicieron oídos sordos, creyendo desde la prepotencia e ignorancia que todo estaba controlado. ¿Y en que puesto nos encontramos nosotros? Pues en el número 1 del ranking. Los números cantan, somos el país del mundo con más muertos por millón de habitantes. Bueno ya sé que Bélgica tiene peores datos, pero es que en Bélgica cuentan los muertos de coronavirus tanto los que hicieron en test como los que no, y en España hacemos trampa (somos españoles) y solo contamos los que han hecho el test. Otro dato para estudiar a posteriori. Durante esta cuarentena nos han estado contando de todo y por todos, desde la organización Mundial de la Salud hasta el político de turno. Han cambiado de opinión en multitud de ocasiones y en contradicciones evidentes. “No es necesario llevar mascarillas, tan solo respetar la distancia social”, ahora resulta que si es necesario llevarla. Por cierto el que definió la distancia de seguridad como “distancia social” se ha quedado a gusto. Lo social implica acercamiento no distancia. Llevamos más de 20.000 muertos reconocidos, que seguro son muchísimos más. Más de la mitad son personas mayores. Personas mayores que algunos han pasado la guerra, todos la postguerra. Los mismos que han dado todo por sacar a sus hijos y nietos adelante, los que ayudaron con sus pensiones a salir a este país de la anterior crisis económica. Y ahora se están muriendo solos, SOLOS y sin entender muy bien que está pasando. ¿Es posible imaginarse una situación más cruel e injusta? Que el Mundo está padeciendo una pandemia es evidente, pero España es diferente, siempre tenemos un plus, un extra. En la anterior crisis económica mundial era un problema financiero, y España añadió además el suyo propio “el del Ladrillo”. Pues bien, ahora el mundo tiene una pandemia causada por el Covid 19, y nosotros le añadimos nuestra particular epidemia de “políticos en prácticas”, incapaces de reaccionar ante nada que no sea su propio beneficio político. Los españoles somos un pueblo solidario y hospitalario y creo que nos merecemos una clase política algo mejor. “Hay que lavarse las manos muy a menudo con agua y jabón, esto elimina el virus”, sin embargo recomiendan lavar la ropa a más de 60 grados. Por lo visto si la lavas a menos temperatura en lavadora con jabón durante una hora, el virus no se muere, solo lo mareas. Quizás hasta lo enfades y salga más cabreado. No tiene sentido, pero no voy a seguir contando cosas como estas porque todos las conocéis. El problema es que nos tratan como si fuésemos niños, no perdón, como idiotas. Cualquiera sale en televisión diciendo con contundencia lo que se debe y lo que no se debe hacer, y claro tú te lo crees. Bueno la idea de Trump de tomarte desinfectante esa no. Sale el Presidente en Televisión y anuncia que a partir del 26 de Abril los niños podrán salir acompañados de un adulto. Al día siguiente matizan y dicen que podrán salir acompañados de un adulto para ir al supermercado, al banco…. Solo le faltó añadir que tras la visita al supermercado, pasaran a merendar por casa de los abuelos para afianzar los lazos familiares. ¿¿¿???. Más tarde sale el vicepresidente para explicar que se había entendido mal. No señor, se entendió perfectamente, lo que han cambiado es la norma, y menos mal. Que en un Consejo de Ministro se discuta si se deben dejar o no salir a los niños, entiendo que se debe estudiar. Pero una vez que se decide que sí pueden salir, no se necesita más que sentido común para saber cómo hacerlo. “Sentido Común”, que necesitados están los políticos, o quizás que lejos de la realidad de la calle. Pero lo realmente preocupante, es que esas personas, son las mismas que están tomando decisiones trascendentes en este país. A los políticos de este país, en donde incluyo a todos los políticos sean del signo que sean, todo esto les viene muy grande. Son incapaces de gestionar la situación de forma global, y esto ya es un “sálvese quien pueda”. Se fueron tomando medidas siempre por detrás de los hechos, aconsejados por un no se sabe “comité de expertos”, haciendo comunicados por personas ajenas a la política, incapaces de proporcionar el material necesario y en condiciones óptimas, tomando medidas contradictorias. Todos están bloqueados a la hora de tomar decisiones por el miedo del “Coste Político” que les supondrá. Yo me pregunto ¿Qué COJ**** tiene que pasar en este país para que estos “políticos en prácticas” que tenemos reaccionen? Pues aquí estoy otra vez, tratando de expresar las reflexiones de un jubilado, que en esta ocasión y quizás por los cuarenta días de confinamiento o porque las pocas neuronas que me quedan están muy espesas, voy a ser irónico y contundente. Que este era un virus nuevo y con un comportamiento muy diferente a los anteriores es evidente, pero claro, para los países del primer mundo esto es una epidemia de “los chinos”, en Asia, África.. es decir, esto no era cosa nuestra. En este sentido, la prepotencia nos llevó a todos los países a la situación actual, incluso aunque la OMS nos advirtiera del peligro a finales de Enero. Pero no voy a ser yo quien vaya a criticar la falta de medidas a finales de Enero. A ver quién es el guapo que toma medidas de confinamiento sin tener ningún muerto encima de la mesa. Pero lo que realmente nos diferencia a unos países de otros son las medidas y la forma de llevarlas a cabo una vez que el virus se expande por el país. Mientras que unos países hicieron acopio de test y material sanitario para los sanitarios, personal de riesgo y ciudadanos en general, otros hicieron oídos sordos, creyendo desde la prepotencia e ignorancia que todo estaba controlado. ¿Y en que puesto nos encontramos nosotros? Pues en el número 1 del ranking. Los números cantan, somos el país del mundo con más muertos por millón de habitantes. Bueno ya sé que Bélgica tiene peores datos, pero es que en Bélgica cuentan los muertos de coronavirus tanto los que hicieron en test como los que no, y en España hacemos trampa (somos españoles) y solo contamos los que han hecho el test. Otro dato para estudiar a posteriori. Durante esta cuarentena nos han estado contando de todo y por todos, desde la organización Mundial de la Salud hasta el político de turno. Han cambiado de opinión en multitud de ocasiones y en contradicciones evidentes. “No es necesario llevar mascarillas, tan solo respetar la distancia social”, ahora resulta que si es necesario llevarla. Por cierto el que definió la distancia de seguridad como “distancia social” se ha quedado a gusto. Lo social implica acercamiento no distancia. Llevamos más de 20.000 muertos reconocidos, que seguro son muchísimos más. Más de la mitad son personas mayores. Personas mayores que algunos han pasado la guerra, todos la postguerra. Los mismos que han dado todo por sacar a sus hijos y nietos adelante, los que ayudaron con sus pensiones a salir a este país de la anterior crisis económica. Y ahora se están muriendo solos, SOLOS y sin entender muy bien que está pasando. ¿Es posible imaginarse una situación más cruel e injusta? Que el Mundo está padeciendo una pandemia es evidente, pero España es diferente, siempre tenemos un plus, un extra. En la anterior crisis económica mundial era un problema financiero, y España añadió además el suyo propio “el del Ladrillo”. Pues bien, ahora el mundo tiene una pandemia causada por el Covid 19, y nosotros le añadimos nuestra particular epidemia de “políticos en prácticas”, incapaces de reaccionar ante nada que no sea su propio beneficio político. Los españoles somos un pueblo solidario y hospitalario y creo que nos merecemos una clase política algo mejor. “Hay que lavarse las manos muy a menudo con agua y jabón, esto elimina el virus”, sin embargo recomiendan lavar la ropa a más de 60 grados. Por lo visto si la lavas a menos temperatura en lavadora con jabón durante una hora, el virus no se muere, solo lo mareas. Quizás hasta lo enfades y salga más cabreado. No tiene sentido, pero no voy a seguir contando cosas como estas porque todos las conocéis. El problema es que nos tratan como si fuésemos niños, no perdón, como idiotas. Cualquiera sale en televisión diciendo con contundencia lo que se debe y lo que no se debe hacer, y claro tú te lo crees. Bueno la idea de Trump de tomarte desinfectante esa no. Sale el Presidente en Televisión y anuncia que a partir del 26 de Abril los niños podrán salir acompañados de un adulto. Al día siguiente matizan y dicen que podrán salir acompañados de un adulto para ir al supermercado, al banco…. Solo le faltó añadir que tras la visita al supermercado, pasaran a merendar por casa de los abuelos para afianzar los lazos familiares. ¿¿¿???. Más tarde sale el vicepresidente para explicar que se había entendido mal. No señor, se entendió perfectamente, lo que han cambiado es la norma, y menos mal. Que en un Consejo de Ministro se discuta si se deben dejar o no salir a los niños, entiendo que se debe estudiar. Pero una vez que se decide que sí pueden salir, no se necesita más que sentido común para saber cómo hacerlo. “Sentido Común”, que necesitados están los políticos, o quizás que lejos de la realidad de la calle. Pero lo realmente preocupante, es que esas personas, son las mismas que están tomando decisiones trascendentes en este país. A los políticos de este país, en donde incluyo a todos los políticos sean del signo que sean, todo esto les viene muy grande. Son incapaces de gestionar la situación de forma global, y esto ya es un “sálvese quien pueda”. Se fueron tomando medidas siempre por detrás de los hechos, aconsejados por un no se sabe “comité de expertos”, haciendo comunicados por personas ajenas a la política, incapaces de proporcionar el material necesario y en condiciones óptimas, tomando medidas contradictorias. Todos están bloqueados a la hora de tomar decisiones por el miedo del “Coste Político” que les supondrá. Yo me pregunto ¿Qué COJ**** tiene que pasar en este país para que estos “políticos en prácticas” que tenemos reaccionen? Pues aquí estoy otra vez, tratando de expresar las reflexiones de un jubilado, que en esta ocasión y quizás por los cuarenta días de confinamiento o porque las pocas neuronas que me quedan están muy espesas, voy a ser irónico y contundente. Que este era un virus nuevo y con un comportamiento muy diferente a los anteriores es evidente, pero claro, para los países del primer mundo esto es una epidemia de “los chinos”, en Asia, África.. es decir, esto no era cosa nuestra. En este sentido, la prepotencia nos llevó a todos los países a la situación actual, incluso aunque la OMS nos advirtiera del peligro a finales de Enero. Pero no voy a ser yo quien vaya a criticar la falta de medidas a finales de Enero. A ver quién es el guapo que toma medidas de confinamiento sin tener ningún muerto encima de la mesa. Pero lo que realmente nos diferencia a unos países de otros son las medidas y la forma de llevarlas a cabo una vez que el virus se expande por el país. Mientras que unos países hicieron acopio de test y material sanitario para los sanitarios, personal de riesgo y ciudadanos en general, otros hicieron oídos sordos, creyendo desde la prepotencia e ignorancia que todo estaba controlado. ¿Y en que puesto nos encontramos nosotros? Pues en el número 1 del ranking. Los números cantan, somos el país del mundo con más muertos por millón de habitantes. Bueno ya sé que Bélgica tiene peores datos, pero es que en Bélgica cuentan los muertos de coronavirus tanto los que hicieron en test como los que no, y en España hacemos trampa (somos españoles) y solo contamos los que han hecho el test. Otro dato para estudiar a posteriori. Durante esta cuarentena nos han estado contando de todo y por todos, desde la organización Mundial de la Salud hasta el político de turno. Han cambiado de opinión en multitud de ocasiones y en contradicciones evidentes. “No es necesario llevar mascarillas, tan solo respetar la distancia social”, ahora resulta que si es necesario llevarla. Por cierto el que definió la distancia de seguridad como “distancia social” se ha quedado a gusto. Lo social implica acercamiento no distancia. Llevamos más de 20.000 muertos reconocidos, que seguro son muchísimos más. Más de la mitad son personas mayores. Personas mayores que algunos han pasado la guerra, todos la postguerra. Los mismos que han dado todo por sacar a sus hijos y nietos adelante, los que ayudaron con sus pensiones a salir a este país de la anterior crisis económica. Y ahora se están muriendo solos, SOLOS y sin entender muy bien que está pasando. ¿Es posible imaginarse una situación más cruel e injusta? Que el Mundo está padeciendo una pandemia es evidente, pero España es diferente, siempre tenemos un plus, un extra. En la anterior crisis económica mundial era un problema financiero, y España añadió además el suyo propio “el del Ladrillo”. Pues bien, ahora el mundo tiene una pandemia causada por el Covid 19, y nosotros le añadimos nuestra particular epidemia de “políticos en prácticas”, incapaces de reaccionar ante nada que no sea su propio beneficio político. Los españoles somos un pueblo solidario y hospitalario y creo que nos merecemos una clase política algo mejor.

domingo, 26 de abril de 2020

PORQUE NECESITABA CONTARLO AL MUNDO...

SIEMPRE TE RECORDAREMOS, MANOLO

Ella, mi amiga, hoy tuvo la necesidad de contar lo mal que se sentía, porque  le duele esta terrible situación en la que estamos. Y me lo contó precisamente  a mí, a quien tantas conversaciones sobre sus hijos tuvo con Manolo. Ese hombre que tenía  un millón de amigos que dice la canción. Entre ellos, yo. Una suerte haberlo conocido y otra la amistad de sus hijos. 


Cada uno decide cual es el objetivo de su FB, todos son muy lícitos. En mi caso siempre ha sido por dos motivos, uno a nivel personal para compartir alegrías con mi gente, sobre todo con aquella a la que físicamente es imposible ver y que sabes que hacen suya tu felicidad, porque ese es el significado de la amistad, y en ese sentido soy la persona más afortunada del mundo precisamente por tener amigos por todo el mundo. A nivel laboral, mi campo es el del turismo y la comunicación, y por ello disfruto compartiendo casi tanto como disfruto trabajando. Es la primera - y espero última- vez que mi publicación tiene un carácter político, necesito hacerlo.
La paradoja española: el ciudadano da ejemplo al gobierno y no el Gobierno al ciudadano. Adoro a mi país y estoy orgullosa de ser española. Siento admiración por la mayoría de mis compatriotas, ciudadanos de bien; pero indignación por el Gobierno que (no) me representa.
Juzgar la gestión de nuestro gobierno en semejante situación no es un acto de traición, sino más bien, de patriotismo.
No concibo un Gobierno que no es capaz de poner un crespón negro en su bandera, máxima enseña nacional, por sus más de 22.000 muertos.
Un Gobierno que exige el máximo sacrificio a los españoles pero que no es capaz ni de suprimir sus dietas por desplazamiento –cuando la mayoría están en su casa por la escasísima actividad en las cámaras-, como para pensar en reducción de sueldos como han hecho muchos de sus homólogos en otros países. Deberían de seguir el ejemplo de la alcaldesa de Fortuna (Murcia): reducción de un 25% o del gobierno municipal de La Laguna (Tenerife): reducción de un 30%. Una vez más, los políticos de corporaciones menores, de contacto directo con el pueblo, son los de verdad. Siempre lo decía mi padre: el político de raza suele ser el que hace grandes cosas en lugares pequeños.
Admiro a los niños, que a pesar de haber sido máximos sufridores de un encierro que ya dura demasiado, nos han dado una lección de comportamiento.
Me indigna un Gobierno que habla a los adultos como niños y a los niños como adultos.
Me indigna un gobierno que exige responsabilidad para evitar contagios y cuyos miembros no predican con el ejemplo.
Admiro- y añoro- a nuestros mayores. A los que debemos lo que somos y que en el ocaso de la vida, cuando deberían de gozar de la tranquilidad y la paz tan merecidas y por supuesto del cariño y los abrazos de los suyos; deben vivir esta situación con la máxima preocupación por ser los más vulnerables y lo que es peor, en la más cruel soledad.
Me indigna un Gobierno cuyo representante de Derechos Sociales no ha sido capaz ni de una sola comparecencia ni por supuesto una disculpa –donde vamos a parar- por la dantesca situación vivida en los centros de la 3ª edad (es más bonito salir como salvador de los niños, ¡¡qué hipocresía!!). Cualquiera de los trabajadores de los centros geriátricos que decidieron voluntariamente confinarse con sus mayores, poniendo en riesgo su salud y sacrificando su vida personal, se merece mucho más que usted, Señor Iglesias, estar al frente del Ministerio de Derechos Sociales.

Y además de indignarme me produce la más profunda de las tristezas el que no se haya permitido a un hijo despedir a una madre. Agrupamientos en un plató de televisión para hablar de frivolidades: si; reuniones de unos hijos –debidamente protegidos- alrededor de un féretro de un padre o una madre para unidos consolarse y darle la despedida que se merece: no. Me temo que quien haya sufrido este desgarro tan inhumano, no lo podrá superar en la vida.
Admiro a una sociedad generosa que se retroalimenta y se respeta. Que aplaude la profesionalidad y el coraje de sus conciudadanos, se reinventa para poder ser provechosa a su país e incluso presta sus servicios de forma gratuita pues su máxima es ayudar a quien lo necesita.
Me indigna un Gobierno que no respeta ni a sus Instituciones. Ni a su Majestad el Rey, símbolo de la Unidad y de la Permanencia del Estado (a quien habían prometido fidelidad, eso es coherencia e integridad, si Señor). Ni por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: esas que han levantado hospitales de campaña en tiempo récord, han desinfectado esos centros geriátricos que ustedes han olvidado y llevado la compra a personas mayores. Eso si es ejemplo de cumplimiento del deber. Ni tampoco al Consejo General del Poder Judicial, al que se ha querido acusar de prevaricación. Inadmisible. Al igual que es inadmisible que el Presidente del Gobierno lo consienta –como siempre un rehén a quien no le importa su cautiverio lo más mínimo, siempre y cuando éste sea en la Moncloa-. Ni a sus compañeros de gobierno, entre los que se encuentran tres jueces. Paso palabra.
Admiro a empresarios que se han esforzado por evitar un ERTE aún a costa de su bienestar personal. Mención de honor una vez más a don Amancio Ortega, quien además de generosísimas donaciones a nivel personal, el grupo que preside, Inditex, ha sufragado el coste de toda su plantilla integrada en España por unos 50.000 trabajadores al menos hasta el 15 de abril. Me parece inadmisible que el Gobierno no reconozca ni agradezca su labor.
Ojalá tuviésemos un Amancio Ortega en el Gobierno. Que diferentes serian las cosas.
Siento lástima por los casi 3 millones de españoles que han sufrido un ERTE y que cada vez temen más poder recuperar su puesto de trabajo. Y siento lástima, pero de otro tipo, por la Ministra de Trabajo que no es capaz de explicar lo que eso significa. Qué poco, o más bien, nulo, amor propio. Que falta de respeto al prójimo, a su país. Y siento desprecio hacia una ministra de Hacienda y portavoz del gobierno que amenaza con penalizar a aquellos empresarios que aprovechen la situación para despedir a un trabajador. Una insinuación así en un momento de frenazo radical de la actividad económica, lo único que transmite es animadversión hacia el empresariado. Recordémosle a la señora ministra que la riqueza de un país es aquella de su tejido empresarial, que son los empresarios los que crean puestos de trabajo y que su sueldo, señora ministra, se lo pagamos los españoles que cotizamos –o cotizábamos- Por cierto, un humilde consejo: con lo gratificante que es sentirse útil, quizás debería plantearse volver a ejercer la medicina, dónde en este aciago momento, todas las manos son pocas; en lugar de ser portavoz de insensateces como la comentada o la de plantear como opción de primera salida de los niños tras más de un mes confinados, ir al supermercado. En fin, pido el comodín de la paciencia.
Continuando con los ERTES. ¿Por qué no se ha aplicado en el Congreso los Diputados y el Senado? De los 350 diputados y 265 senadores: ¿cuántos están desempeñando sus funciones? ¿Por qué reciben un trato de favor respecto al resto de trabajadores compatriotas, esos a los que representan? Se alude que legalmente no es posible hacerlo porque no están en contrato laboral. Pido el comodín de la explicación de un experto porque no entiendo nada.
Admiro por supuesto a todos los trabajadores que siguen al pie del cañón para que a los que debemos quedarnos en casa no nos falte de nada. Mención especial a los sanitarios, en primera línea de esta terrible batalla. Trabajando sin desaliento a pesar de las trágicas circunstancias. Prescindiendo a estar con sus familias y poniendo en riesgo su salud. Nadie en su sano juicio puede comprender como en el cuadragésimo primer día de Estado de alarma se siguen contagiando sumando ya unos 35.000 a esa deshonrosa lista de personal sanitario positivo en el test. Tests, de los cuales, una partida cuyo coste fue de unos 17,10 millones de euros estaba defectuosa. Laboratorio proveedor Interpharma, S.A. ubicado en Santa Coloma de Gramamet, localidad a 27 kms de de La Roca de Valles, dónde el señor Illa fue alcalde.
Por cierto, el señor Illa es licenciado en Filosofía y tiene un máster en Administración de Empresas. Es un buen curriculum vitae, no lo niego. Pero no ha ejercido laboralmente en el ámbito de la sanidad, ni en cualquier otro. Ha ocupado distintos cargos políticos desde que acabo de cursar sus estudios. Siempre he pensado que para poder ejercer bien la política, el servicio a los españoles, hay que conocer de verdad la realidad de los españoles, la realidad del trabajo del día a día en una empresa, sea de índole que sea. Vuelvo a poner el ejemplo del Sr. Ortega cuya hija ocupó todos los posibles cargos dentro de Inditex, antes de ocupar la dirección. Conociendo el trabajo desde sus entrañas, puedes dirigirlo. En este sentido, su homóloga lusa, doña Marta Temido, además de tener un Máster en gestión y economía de la salud, Doctorado en salud internacional y ha sido gerente de varios hospitales. En Portugal hay 7,54 muertes por millón de habitantes y en España 45,6. Es obvio que su gestión ante el covid19 es muchísimo mejor que la nuestra, casi nada es casual en la vida, no en vano estamos hablando de una crisis sanitaria, ¿no? Ahora es cuando nos damos cuenta de lo importantísimo que es tener a las personas adecuadas al frente.
Siguiendo con los despropósitos, recordemos que algunos de los sanitarios que sufrieron contagio fue, agárrense a sus cinturones, por llevar una de las mascarillas defectuosas que el gobierno adquirió al proveedor Garry Galaxy por un coste de unos 2,10 millones de euros.
Que chapuza. Pido el comodín de la llamada o mejor dicho, de la consulta telemática. Esa que hicieron con los niños el pasado 18 de abril don Pedro Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias; y don Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación.
Este último no sabía casi ni cómo ponerse la mascarilla (tras más de un mes del Estado de alarma) y al hacerlo le entraba incluso la risa. ¡¡Cómo tiene tanta guasa la situación en cuestión!!. Igual pensó que siendo para niños, había que ponerle humor y no tuvo en cuenta que los niños se lo están tomando muy en serio y dándonos una lección, y lo que es peor, quizás algunos de esos niños que les estaban viendo, hayan perdido a uno de sus abuelos durante esta terrible pandemia, precisamente por no haber tenido una mascarilla. Bochornoso.
Y ya que estamos con las mascarillas, ante el precio abusivo de las mismas en las farmacias (esto da para otro capítulo) el gobierno decide intervenir y fijar –sin previa consulta a los farmacéuticos del precio coste- el precio al público de 0,96 €.

Punto número 1: los farmacéuticos son los que asumen las pérdidas pero es el gobierno el que se cuelga la medalla.

Punto número 2: ¿cómo pueden proponer un precio que implica tener que dar un cambio de 4 céntimos con la incomodidad que eso supone a nivel stock de monedas –más visitas al banco- y a nivel epidemiológico - más monedas en circulación-.

Admiro a los profesores que están esforzándose al máximo por ayudar a sus alumnos en esta terrible e inédita situación. Me indigna la actitud del ministro de Universidades que cuando se le pide consejo sobre la forma de evaluación les lanza la pelota a los rectores de las CC.AA.
Si alguien tenía alguna duda de la necesidad de crear este ministerio, desgajándose del de Ciencia, ahí tiene la respuesta. Otro sueldo inútil soportado por los españoles y que no redunda en beneficio alguno. No creo que en ningún otro momento en la historia – confiemos- vuelva a ser tan necesaria la acción como en el momento actual. Si este ministerio ahora no ha sido provechoso, nunca lo será. Esto nos hace reflexionar de nuevo sobre el manido debate de la transferencia a las autonomías en materias tan enjundiosas como la salud, la educación y la justicia. ¿No deberían de ser iguales para todos los españoles? Esa es la verdadera igualdad, y no la absurda paridad y el hablar de los niños y las niñas. Y además, cuantos sueldos inútiles se ahorrarían o mejor dicho, cuánto dinero del bolsillo de los españoles se dedicarían a fines útiles para los españoles.
Nos hemos cansado de los “Aló Presidente” protagonizados por nuestro no presidente, el mismo que critica las dictaduras y presume de ser adalid de la democracia. Nos hemos cansado de ser muy obedientes pensando que así éramos solidarios. Nos hemos cansado de no compararnos con países vecinos en que se puede pasear o hacer deporte. Nos hemos cansado de ver como nuestra economía se descalabra sin solución, ya se habla de una cercana reducción del PIB entre el 8 y un 15%. Sabemos que estamos sufriendo una pandemia a nivel global, lo peor que ha vivido España en la historia reciente desde la Guerra Civil Española, pero precisamente por eso, exigimos tener un Gobierno digno que nos represente. Y no un Gobierno que empieza a parecer que quiere recluirnos en casa y anularnos. Un Gobierno que cada vez tiene más tintes marxistas y leninistas y recuerda más al de la pobre y querida Venezuela. No me quiero ni imaginar que en esta terrible situación, el Gobierno actual hubiese estado en la oposición. Las revueltas independentistas hubiesen parecido un episodio de la Casa de la Pradera en comparación a las que podía haber habido, no quiero ni pensar los calificativos que hubiese recibido el gobierno obligar a los ciudadanos a quedarse en casa y por el número de fallecidos. Paso pensamiento porque me entran escalofríos.
Y todo ello, para ostentar el deshonroso record mundial de muertos por millón de habitantes después de Bélgica. España no se lo merece.
Con ellos quiero acabar, D.E.P todos ellos y mucho ánimo para sus seres queridos.

Gracias a todos los españoles que de verdad quieren a su país y están dispuestos a sacrificarse por él y sus compatriotas.                                                                      
                                                                                                     L.A.
                                               

ESOS GRAMOS DE LIBERTAD, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS

Por eso el bien más preciado es la libertad.
Miles de niños pasaron la noche con la emoción contenida de que algo fabuloso ocurriría a la mañana siguiente. Algo que jamás habían pensado que podrían perder ya que, se daba por hecho que formaba parte del devenir natural de sus días. Las expectativas eran muy grandes. ¿Cómo lo iban a recibir, cómo iban a reaccionar?
Algunos con gran temor al no saber el peligro que podría entrañar, pero, los más, transmitían una risa nerviosa que los hacía soñar con el gran regalo de su vida.
Eran los nuevo Reyes Magos, más verdaderos y generosos, porque actuaban de igual manera con todos ellos. Portaban en sus manos una mercancía que no se podía comprar y que, por ello la revestía de enorme valor. Era un regalo envuelto en una burbuja de aire que no se podía tocar, pero sí gozar.
Aquella mañana los niños despertaron con un horizonte que les prometía unos gramos
de libertad. Esos niños tan pequeños pero que las circunstancias les hicieron madurar.
Esos que, en la pequeña pantalla, hablaban del coronavirus como personas adultas
aleccionados por la vida tras cuarenta y tres días de obligado confinamiento.
Hoy cogerían sus pequeñas máscaras y con ellas cubrirían el risueño semblante de esa
gran ventana abierta
Mas, a su pesar, a muchos de ellos les acompañaría el poso amargo de haber perdido
en la contienda esos seres que velaron por ellos y los amaron por encima de cualquier
causa: sus abuelos, sus queridos abuelos. ¿Alguien les podría responder por qué
murieron en absoluto desamparo?

sábado, 25 de abril de 2020

LA INJUSTA SOLEDAD DE NUESTROS ANCIANOS



Fueron los niños de la posguerra (algunos incluso lo fueron durante la misma), hicieron mil sacrificios para que nosotros estudiásemos, algunos emigraron para hacer esos ahorros que les permitieran volver a su tierra para vivir una vejez desahoga y tranquila, con sus exiguas pensiones sacaron arriba a los hijos que se fueron quedando en el paro en la anterior crisis, cuidaron de sus nietos para que pudiéramos trabajar.  Y cuando ya no podían más por los achaques de la edad  decidieron -o consintieron- ir a  vivir a una residencia para no darnos trabajo. ¿Y ahora qué? Pues ahora como si de una maldición se tratase tienen que morir solos, lejos de los hijos que tanto quisieron. No es justo. Les debíamos mucho además de la vida, y ahora que es cuando más nos necesitan, no estamos: no podemos estar. Yo diría que vuelven a su punto de partida: a la guerra. Eso sí, sin bombas, ni  armamento, pero con la misma crueldad. Puede que siendo niños no fuesen conscientes del sufrimiento, pero ahora sí lo son. Porque, para mayor inri, tienen que permanecer confinados, encerrados y muchas veces aislados en una habitación; comprendiendo, o no, lo que pasa, eso no lo hace menos doloroso. Nosotros, sus hijos y nietos también confinados, pero tratando de llenar este tiempo vacío y absurdo que nos ha tocado vivir. Nos arropamos unos a otros, nos comunicamos por las ventanas, aplaudimos y cantamos. Probablemente sólo despertamos de este absurdo vivir cuando uno de ellos se nos va. Entonces tomamos conciencia de la verdadera situación. Para nosotros, con suerte, habrá un mañana; para ellos, no. Incluso aunque sobrevivan. Dentro de unos días podrán salir los niños a dar un paseo, los viejos no. Serán, por lo que parece, los últimos. Un cuerpo anciano y desvencijado sin movimiento pronto no podrá levantarse de esa silla en la que ahora se encuentra. La sociedad  del bienestar que ellos ayudaron a construir debería de pedirles perdón, por no haber sido capaz  de prever lo que podía suceder con una sanidad tan  precaria, con unas residencias con demasiada frecuencia mediocres, como se pudo comprobar. Ahora suple  nuestro cariño el personal sanitario y los cuidadores. Lo hacen muy bien, nunca podremos agradecéroslo lo suficiente: gracias, gracias, gracias.           

                                                                                                ISABEL

viernes, 24 de abril de 2020

HIRIENTE CUARENTENA, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS



Qué triste asomarse a ver la calle. Lejanas figuras andantes con su carro de la compra a rastras. Gaviotas perdidas en rasante vuelo sin otro cometido que el de encontrar alimento. Pequeños parterres donde algún perro atado a su amo se empeña en pisar su sombra.
Son estas horas cautivas, privadas de vida como pequeñas pavesas que las sopla el viento, como lágrimas prisioneras en una caja sin dueño.
Y ver la crecida de los árboles con sus altas copas queriendo arañar el cielo mientras el zumbido de algún extraño motor se aproxima para romper este silencio de cementerio.
Duerme, agoniza, sí. Esta ciudad transida por los malos vientos. Envuelta en la bruma de lo incierto, vencida en su abandono.
Lejos, el mar se extiende, puedo verlo desde mi ventana. Y, en las noches claras, su aroma emborracha mi alma.
Luego, las luces se apagan adentrándonos en la madrugada, en el insomne sueño que nos atenaza.
Un día y otro más. Un suspiro y muchos más. Una cuenta y otra más de un rosario extraviado en el cajón de una vida que se nos va de las manos y que pronto será remota, muy remota hasta caer en el más inmenso de los olvidos.
HOY, DÍA CUARENTA Y UNO.
En tanto, los poetas, escribirán versos de LIBERTAD.

martes, 21 de abril de 2020

VIAJANDO POR LA VIDA, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS



Hoy se ha encontrado con un rostro reflejado en una cartulina. Es el rostro de una joven de mirada transparente. La boca apenas esboza una tímida sonrisa, los cabellos castaños y cortos se abren en dos mechones caídos sobre la lisa frente. La nariz, que apunta hacia arriba termina en dos aletas que se entreabren, su piel es de veinte años, fresca y suave.

Se fija en ella, piensa en ella. Puede leer en su alma. El rubor cubre sus mejillas. Adivina su espíritu frágil, soñador, enfrentándose al mundo hostil…

No puede detener los pasos que la impulsan hacia esa marea. Se sumerge en aguas heladas, tirita, sufre. La corriente la arrastra, pero una fuerza revuelve su cuerpo e impide que se golpee.

Poco a poco se acomoda e irrumpe en la adultez. No es fácil nuevos embates sobrevienen, importa no sucumbir.
Piensa en las muchas veces que la lluvia, desde entonces, azotó los cristales, regó campos y colmó lagunas.

Hoy es otro día. Se mira en el espejo y ve el poso de aquella joven. La imagen es serena.
Un hálito de placidez envuelve la figura que se mantiene erguida, desafiante. Los cabellos son ahora más largos, en algún lugar quedó prendida parte de la frescura de su piel, pero, sin embargo, la mirada permanece transparente, más profunda. Ahora, es incapaz de ocultar su alma. Muestra su pasado en ocasiones anodino, en otras turbulento. Ha amado, ha creado vida, ha colmado su copa.

¿Quién dijo que cualquier tiempo pasado fue mejor? No lo cree porque, de cualquier manera, ella ama su presente, ama la vida.


viernes, 17 de abril de 2020

EL FUTURO DISTÓPICO ES AHORA, por YOLANDA ENCINAS

Dicen que toda generación tiene que sufrir un acontecimiento traumático. Nuestros abuelos padecieron la guerra civil y también algunos de nuestros padres que eran unos críos, pero lo que sí sufrieron nuestros progenitores fue la posguerra y sus penurias. Y ahora nosotros, sus hijos, estamos viviendo una pandemia vírica, una situación de excepcionalidad, una quietud no buscada, un desmantelamiento de las economías modernas que no habíamos conocido con esta fiereza, que puede resultar peor que pasada crisis económica del 2008, y que está por ver si todo esto nos llevará a un "crack" que haga que la economía mundial se desplome, y nuestras cuentas se vengan abajo igual que un castillo de naipes. La incertidumbre es ahora la que marca los días y las horas y casi nadie sabe a ciencia cierta qué nos deparará el futuro más inmediato: ¿rehumanización o colapso económico?
Todos estamos interconectados, pero la riqueza está fatal repartida. Durante la pasada crisis económica se multiplicaron los millonarios mientras otra mucha gente se empobrecía hasta languidecer. La falta de consciencia entonces de la clase política gobernante, su usura, codicia y egoísmo, desarmó a las clases populares con la precarización del empleo, con los recortes y los despidos masivos. Así la clase media española quedó seriamente deteriorada, seriamente dañada, y las desigualdades entre la población crecieron como la espuma; la brecha entre la gente adinerada y la gente más pobre se ensanchó.
Ahora nos encontramos en un escenario distinto, pero creo que cuando volvamos a salir a las calles, volveremos a vivir una nueva batalla de la lucha de clases, ¿quién ganará entonces? No lo sabemos, pero no espero ningún milagro, el ímpetu autoritario que recorre el mundo no favorece a las clases populares. Este Planeta se está llenado de líderes políticos populistas y reaccionarios, que además han dicho muchas estupideces de esta crisis sanitaria; una pandemia que se está resistiendo hasta con nuestros sanitarios más cualificados y también hay gente que ha fallecido por falta de recursos. Noam Chomsky, una mente brillante e inconformista, un intelectual y uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, ha explicado con claridad que "la situación actual es muy seria, el virus... deberíamos entender, es el resultado de un fallo colosal en el mercado. Es importante entender el contexto para evitar futuras reapariciones de catástrofes como esta. La valentía y el heroísmo de los que luchan en primera línea contra la pandemia, los doctores, enfermeros, trabajadores de la salud, son admirables. Pero este tipo de situación, en la que uno vive en un sistema muy frágil, que puede ir tirando si nada va mal, pero en el que todo se colapsa cuando hay una catástrofe". deberíamos estar atentos a cualquier acontecimiento mundial, el  FMI (Fondo Monetario Internacional) acaba de afirmar que nos encontramos en el peor momento económico de la historia reciente desde la Gran depresión de 1929. ¿Por cuántas semanas soportarán los países afectados por el virus sus economías hibernadas o casi paradas?¿Quién nos asegura que esta situación prolongada en el tiempo desemboque en un brutal crack económico casi global?, ¿son todos los acontecimientos la antesala de un nuevo orden mundial?
Trato de imaginar el futuro, estamos ante un cambio de paradigma, y hay una pregunta importante, ¿qué camino escogerán los gobiernos, la economía o la salud, o ambas cosas a la vez?, ¿Qué camino escogerán y por qué? Escoger la economía es retirar totalmente el estado de emergencia y permitir que las empresas puedan  trabajar, escoger la saludo consiste en continuar con el estado de emergencia, obligando a tod@s a estar encerrados en sus casas. Si se continúa con el estado de emergencia la economía descenderá, y el ímpetu económico amenaza también la vida de millones de personas: difícil ecuación. Mantener cerradas por largo tiempo las escuelas, los negocios y prohibir las reuniones de personas puede ser posiblemente más grave que el coste directo del virus. Consideren el efecto de cerrar por largos meses oficinas, escuelas, sistemas de transporte, restaurantes, hoteles, teatros, salas de conciertos o eventos deportivos, y dejar a to@s sus trabajadores en el paro político. El resultado probablemente no sería una depresión, sino un colapso económico completo, con innumerables empleos perdidos definitivamente antes de que la vacuna esté prevista; y el virus convivirá con nosotros durante mucho tiempo hasta que encontremos una vacuna. El mercado de valores podrá recuperarse con el tiempo, pero probablemente muchas empresas nunca lo harán. Una buena alternativa o situación intermedia sería que  las personas con bajo riesgo de contagio siguieran trabajando y mantuvieran abiertos los negocios mientras las personas con mayor riesgo de contagio se protegieran a sí mismas con el distanciamiento físico y con cuidados de salud médica. Con este plan batalla, podríamos desarrollar gradualmente la inmunidad sin destruir la estructura financiera en la que se basan nuestras vidas. Por el camino que llevamos, si los números no bajan, si las muertes por coronavirus no disminuyen, el confinamiento continuará.
Precisamente fue Noam Chomsky quien llegó a estudiar todas las estrategias que el poder tiene para controlar a las masas, entre otras muchas cosas, las técnicas de control humano; y además de muy comprometido socialmente fue muy crítico con el sistema. Es bastante ingenuo pensar que las personas más poderosas del mundo no ven esta pandemia como una oportunidad increíble. ¿Es difícil imaginar un mejor plan para aterrorizar, aislar, empobrecer, someter, y desmoralizar simultáneamente a una sociedad en conjunto? Creando un contexto perfecto para remodelar la sociedad o adaptarla a un modelo específico, que incluya recorte de la población, el adoctrinamiento de los medios de comunicación o la vigilancia estatal-policial de masas de alta tecnología.¿creen que exagero? Un tercio de la población mundial vive actualmente bajo medidas de aislamiento; y esto se va a parecer mucho a una economía de guerra. Entienda, piense y razone por primera vez en la vida que estas medidas que están fomentando los gobiernos son simplemente excusas para implantarlas para siempre en todo el mundo. Estas medidas  orwellianas no están puestas por el bien de la humanidad para detener el virus y salvar nuestras vidas. Estas medidas seguramente han llegado para quedarse. Y lo cierto es que si esta situación de confinamiento dura meses, el impacto en la sociedad tendría proporciones bíblicas. Este es un análisis objetivo de un Planeta encerrado. En unas semanas todo el Planeta pasó de la normalidad al miedo, el pánico, el desempleo, la vigilancia policial y el distanciamiento social extremo; estamos confinados en casa. El futuro distópico es ahora. 

PRIMAVERA, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS



Aquella mañana de abril la primavera se mostraba risueña. Se había acomodado a lo largo del paseo, en las copas de los árboles, en el agua de los surtidores, sobre los bancos donde descansaban los ancianos de tibios semblantes.
El azul del cielo se desteñía ante el embate de los rayos y ya, no era tan azul.
Los paseantes caminaban despacio gozando la brisa transida de suaves aromas. El griterío infantil se colaba uniéndose, en singular armonía, con la algarada de los pájaros.


Ella, como el resto, caminaba ensimismada. Sorprendida por la presencia de la primavera que hoy,lucía sus encantos con la timidez de una adolescente.
Pensó en el impecable orden de la naturaleza que nos condiciona desde que llegamos a este mundo y cómo nuestro ciclo discurre paralelo a ella. Podría decirse que nuestra existencia, de algún modo, recorre cuatro estaciones. Desde nuestra primavera iniciamos un largo caminar cuyo ritmo, decae paulatinamente hasta alcanzar un invierno en que, una intensa nevada lo catapulta en la más ostensible quietud.
Muchas veces había considerado que ese proceso era cruel y sin posible alternativa. Razonándolo,era un panorama contradictorio ya que, el idílico marco de hoy, no guardaba armonía con ese final caótico y desesperanzado. Hay algo, que no concuerda con ese orden que viene a Arriba. Y, sin embargo, estremece pensar que el equilibrio cósmico se rompa al contacto de esta cosa minúscula que somos los humanos.
Difícil hallar la luz necesaria. Puede que ahí se encuentre el eterno secreto. Un secreto indescifrable a nuestra limitada inteligencia. Un secreto que se hunde en la noche de los tiempos y que, acaso, nos invite a abandonarnos en los sabios brazos de nuestra Madre Naturaleza.
Es el ciclo que comienza en el hondo de la nada y que prosigue el vuelo para, finalmente, descomponerse en el blando lecho de la tierra regada, como simiente renovada y savia vivificante. Es el misterio que se resuelve en un inmenso círculo y hoy, un día esplendoroso, se revela con la misma transparencia del cristal del agua.


lunes, 13 de abril de 2020

EL ÁNGEL DE LA NOCHE, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS



ELLA todas las noches se tumbaba en el sofá del salón, unas veces leía. Otras, atenta al televisor. Sumida en sus pensamientos oyó el pitido del móvil y en la pantalla apareció una nota:
- buenas noches princesa
a continuación, tecleó
- buenas noches amigo…
- seguro que duermes
- no, estoy en el sofá
Tras unos instantes de titubeo ella le preguntó
- ¿de dónde sacas esas fotos? Son impresionantes
- ¿cómo lo sabes?
-lo vi en tu perfil. ¿las expones en algún sitio? Yo también soy aficionada a la fotografía
- oye, ¿sabes que me gustas? yo también lo vi en tu perfil
- bueno, no sigas te estás pasando
- es la verdad, me gustas ¿puedo llamarte y charlamos un poco?
- si quieres…
Sonó el teléfono y la voz de él era cálida, envolvente, entonces ella se abandonó y su voz a él también le pareció seductora. Hablaron y susurraron.
A partir de ahí todas las noches ella esperaba…

Me tapo la cara con la sábana, también los oídos. No quiero ver ni escuchar nada, es la hora de las visitas y en la habitación apenas caben dos camas. Luego los familiares acuden en tropel, hablan y ríen. A mí no viene nadie a visitarme, a estas horas todos trabajan, pero es mejor así, no puedo contener las lágrimas me duele la rodilla, me avergüenzo de que me vean.
Cuando salí del quirófano el cirujano me dijo que todo salió bien, que con una buena rehabilitación volvería a ser la misma, pero ahora me veo sin fuerza.

Aquel día amaneció lluvioso, era temprano, no podía dormir y salté de la cama en dirección a la cocina. Como un autómata encendí la radio y conecté la cafetera
-hoy me toca correr y, aunque llueva no pienso cambiar de idea.
Corrí parque a través sintiendo cómo una ducha fina bañaba mi rostro, el resto de mi cuerpo se guarecía bajo el chubasquero. Corrí y corrí sorteando los charcos desperdigados por la senda, en el cielo un débil reflejo intentaba colarse por entre las nubes.
Al llegar a la playa, con la marea baja el arenal se extendía hasta el horizonte, y por la primera rampa descendí.
–qué latigazo en la rodilla, no me puedo mover, no respiro ¡auxilio, ayuda!
Mi cuerpo se desplomó y un murmullo de voces chirrió en mis oídos, al abrir los ojos las luces rojas parpadeaban y el blanco de las batas me devolvió a la realidad.
Durante el trayecto no podía soportar el dolor, solo el rostro de aquella enfermera suavizó la situación.

- Hola princesa buenas noches, cómo deseo conocerte…
- sí, pero lo nuestro es un absurdo, una fantasía, a lo mejor cuando me conozcas ya no te gusto
- me vas a gustar mucho más y nos vamos a enamorar
- ¿quieres que te llame ángel de la noche? siempre te apareces a esas horas…

-Una mala caída, pero tranquila a veces duele mucho, aunque no parece tan grave, seguro que tiene arreglo
-pero a dónde me llevan, déjenme ir a mi casa, ¿no ven que estoy empapada?

En la habitación hay un hombre que me observa, le parecerá extraño verme tan sola pero no dice nada, otros han venido a ver a mi compañera de cama, ella sí que recibe visitas.
Poco a poco las voces se van acallando, se despiden con abrazos y sonrisas, pero él, distanciándose de los demás se aproxima a mi cabecera y con un susurro me dice:
-hola princesa siento que estés así, seguro que mejorarás,
yo le correspondo
- hola ángel de la noche, al fin has llegado.








sábado, 11 de abril de 2020

CARTA DE LA TIERRA, por la periodista YOLANDA ENCINAS

QUERIDOS SERES HUMANOS: Os habla la Tierra, que también soy un Ser Vivo, os escribo esta carta porque vosotros los humanos os habéis convertido en un virus para este planeta hermoso, y en una gran plaga para la flora y fauna y para sus mares y sus tierras. Cada año fabricáis y desecháis una avalancha de envases de plástico, que ahoga los ríos, mares y océanos. Cada vez hay menos bosques, los ríos se secan, la fauna está exterminada y el clima se ha deteriorado. Os habéis convertido en una epidemia letal para este Planeta, no podéis seguir así, estáis destruyendo el único Planeta que tenéis y actuando con una gran violencia.
Además me he cansado de vuestros prejuicios y del ojo justiciero con que miráis a los demás. De vuestra envidia social, de vuestra hipocresía y de vuestro egoísmo. De lo deshumanizados que estáis y del poco tiempo que dedicáis a los demás Seres Humanos. Cansada de vuestra superficialidad y de la poca importancia que dais a las cosas esenciales, del poco tiempo que dedicáis a comunicaros, a compartir y a mejorar vuestras vidas; y las demasiadas horas que perdéis discutiendo por motivos banales.
23 DE ABRIL
Ahora que el mundo se ha parado, todo poco a poco va volviendo a su ser. En las aguas cristalinas de Venecia se puede ver el fondo, el aire de las ciudades ha bajado en contaminación y vuelven a ser respirables, y hasta la contaminación acústica ha descendido a niveles preindustriales. Sin contaminación y sin ruidos, la Tierra parece parece otra, la Naturaleza vuelve a estar en silencio y el Planeta vuelve a hacer el amor con los espacios siderales. Es el momento de entender que debéis cambiar el rumbo, por vuestro bien y el del Planeta. Y ahora que se ha parado todo, recordar que la única cosa realmente importante es vivir, proteger la vida y compartirla. Poner todas vuestras energías en lo verdaderamente esencial. Que vuestro aislamiento y reclusión sirva para que volváis a entender lo importante que es un abrazo y el contacto humano, estrechar la mano de un ser querido o una noche entre amigos, dialogar entre vosotros o dar un paseo por el parque al aire libre. Hasta ahora pensabais en qué ibais a gastar vuestro dinero, en adelante pensaréis con quién queréis estar y pasar el tiempo, vuestras prioridades vana a cambiar. Sois todos iguales y nadie vale más que nadie, porque no sabéis cual de vosotros tendrá que tomar las riendas en algún momento, así ha sido siempre la naturaleza humana.
Espero que estos lazos solidarios y de cercanía, que habéis creado en pocas semanas, permanezcan en el tiempo, que os ayuden a rehumanizaros y reconstruiros de nuevo, y que estos nuevos gestos perduren para siempre. Vivir vuestras vidas lo más sencillamente posible, respirar profundamente este nuevo aire fresco que ha vuelto a la atmósfera, y no volváis a contaminarlo, todo el Planeta y vuestros pulmones os lo agradecerán. Haced el bien, sin buscar ningún tipo de interés, y no volváis a descuidar la Naturaleza, es vuestro hábitat, vuestra casa, cuidándola, cuidaréis también de vosotros mismos. Intentar ser mejores personas y yo seguiré cuidando de vosotros como siempre lo he hecho. Hacer las cosas bien no cuesta nada, formamos un ecosistema muy bonito y seguiremos en constante simbiosis. ¡hasta pronto!

viernes, 10 de abril de 2020

ESTE VIERNES SANTO DE... por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS


ESTE VIERNES SANTO de campánulas, escrito con letras malva.
Este Viernes Santo que cuenta en el calendario veintiocho días sumidos en la desgracia.
Que narra los vivos, los muertos y los ya curados.
Este Viernes Santo se sirve de nuestra mano para trazar líneas de esperanza.
Es el amor que subyace, que emerge a nuestras almas.
Cristo murió tal día prometiéndonos nueva vida. Resucitó al tercer día.
Así ha de ser, así será y, como las campánulas que bordean el camino, las golondrinas pasajeras tornarán nuevos tiempos a enredar y, otra vez en las ventanas, los sueños posarán.



jueves, 9 de abril de 2020

¿QUÉ SERÁ DE NOSOTROS?, por YOLANDA ENCINAS (periodista)



Ahora que el silencio y el cantar de los pájaros protagonizan la banda sonora de nuestras ciudades, era como si antes viviéramos en un desorden de ruidos y contaminación, y muchas de nuestras ciudades se hubiesen convertido en irrespirables. Así que abrir las ventanas estas semanas es lo más parecido a vivir en el campo, hemos librado a las urbes de sus malos humos.
La última vez que salí a dar un paseo, la ciudad tenía tráfico y las aceras y las plazas estaban llenas de gente, pero esta visión ya pertenece a otra época, ahora las calles, las plazas y los parques están vacios y en silencio, parece como si el Ser Humano se hubiese extinguido de ellos, y hasta el vuelo de las aves parece distinto; siendo los animales como son los primeros en percibir los cambios.
Ahora que esta pesadilla distópica que vivimos ha golpeado a tantos y ha demostrado ser mortal en tantos casos, creo que casi nunca la muerte ha estado tan presente, al menos en el primer mundo. Sobre todo porque la diferencia entre esta pandemia y las demás epidemias de las que teníamos constancia, es que las redes sociales y los medios de comunicación retransmiten al minuto sus muertos y afectados, un enfoque en el que la mortalidad se hace más palpable que en otras ocasiones, teniendo como hemos tenido ya numerosas epidemias víricas en los últimos 100 años: la gripe “española”, la gripe asiática, el SIDA, el SRAS (Síndrome respiratorio agudo severo), el ébola, la gripe aviar o la gripe A, por citar algunas.
Hay que redoblar esfuerzos por masificar los test de contagio a nuestras poblaciones, a la par que se ha fomentado la reducción de los vínculos sociales esenciales y de las actividades laborales y económicas. Ahora vemos lo importante que es no tener una sanidad pública esquilmada e invertir en innovación tecnológica, en investigación y desarrollo. Así y todo estamos observando como el impacto del coronavirus y de estas medidas que se han implementado en la economía pueden ser devastadoras en muchos países, si la tasa de desempleo se dispara, y si los millones de turistas que alimentan muchas economías en este mundo globalizado se tienen que quedar confinados en casa.
¿Qué será de nosotros?, ¿cómo será el futuro?, ¿una realidad completamente distinta?. El coronavirus es indiferente a la etnia, a la clase social o al sexo de la persona, ¿Nos tendremos que despedir del mundo tal y cómo lo conocíamos?. Trato de imaginar el futuro, tras esta situación en que la incertidumbre marca la pauta. Algunas medidas tomadas en España me parecen desmesuradas, por ejemplo las multas que se imponen me parecen absolutamente astronómicas, y mucho más leves son por ejemplo en Francia; se nota que en España todavía hay tics dictatoriales y que nuestra Democracia es demasiado joven. Así mismo parece más propio de una dictadura que de una Democracia que los ciudadanos puedan ser espiados a través de sus teléfonos móviles o que seamos sometidos a una geolocalización a través de los mismos por parte de las autoridades que ya lo admiten abiertamente. Incluso una conocida y gran empresa de telefonía pide que la población lleve teléfonos que midan la temperatura corporal, algo que ya se está implantando en China, sólo que el país asiático es una dictadura y no una Democracia libre. Creo que debido a esta grave situación de confinamiento en que nos encontramos millones de personas en el mundo, no vale todo para restringir nuestras libertades o aumentar el control sobre la población, como si se nos quisiera empujar a vivir una realidad orwelliana, como si el ojo del “gran hermano” que todo lo ve ya estuviese a las puertas de nuestra vida presente; en vez de volver poco a poco a la normalidad como ya está pasando en Dinamarca. Pero la tentación es evidente puesto que un creciente ímpetu autoritario puebla la Tierra en estos momentos.
Ahora mismo el futuro es incierto, pero no quisiera que ninguna de nuestras autoridades aprovechase este tiempo de quietud para recortar de una manera más que significativa nuestras libertades, y que la mayoría de las personas quedásemos como meras herramientas de todo este sistema, pero sin libertad. Aunque ya sabemos que las mentes libres no interesan a este mundo, y que la capacidad de supervivencia en pequeños núcleos urbanos es mayor porque hay más capacidad de utarquía; pero no permitamos que nadie destruya nuestra libertad.
Cuando el destino o el futuro nos alcance, que sigamos siendo libres.
No podemos salir de casa, no hay perspectivas para poder hacerlo, se ha ampliado el tiempo de alarma, hay voces que dicen que nunca volveremos a la normalidad; si es que antes éramos normales. ¿Piensa qué todo lo que está pasando es casual?, ¿somos tan infantiles cómo para pensar que todo esto es casual?, ¿creemos qué Dios ha jugado a los dados y ha salido dos seises o dos unos?, ¿o es como si hubiese un guión milimétricamente previsto?. Personalmente me inclino por lo segundo. Casi cualquier forma de entretenimiento social ha sido eliminada. Bien, acuérdense de lo que decía el libro del “Nombre de la Rosa”: la risa mata al miedo. Hagamos de esta época una oportunidad para rehumanizarnos y reconstruirnos como Seres Humanos, para vivir más felices y cuidar más de este Planeta, que es el único que tenemos; y antes de que sea demasiado tarde para poder hacerlo.
Como alguien dijo en una ocasión, “pido serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.
(Yolanda Encinas)

miércoles, 8 de abril de 2020

AQUEL MIÉRCOLES SANTO...,por CRISTINA ÁLVAREZ CE CIENGUEGOS



Isaías 19-9 Aquel día sus ciudades fuertes serán como lugares abandonados en el bosque, o como ramas que fueron abandonadas delante de los hijos de Israel, (la tierra) será una desolación. 


AQUEL MIÉRCOLES SANTO era atípico. Se cumplían veintiséis días de la cuarentena a la que el gobierno había sometido a sus súbditos. Se había declarado un mal mayor, algo inverosímil, poderoso e invisible. Los había sorprendido sin armas con que defenderse.
Siguiendo los dictados de Evangelio, estaban sufriendo en sus propias carnes aquella Pasión de Cristo que tantas veces habían leído y oído en las pláticas religiosas.
Sin embargo, la naturaleza había reverdecido. El sol caía a plomo y las hojas de los árboles cimbreadas por la brisa de abril, brillaban con su intenso verde. Tan solo cabía esperar un día, otro y otro más… En tanto, las muertes se sucedían. Los venerables ancianos caían como moscas llevándose con ellos toda su sabiduría, toda su propia historia y así, dejaban huérfana de sus experiencias, a una humanidad sin patrimonio vital.
Era como un desierto de ideas, cada habitante en su madriguera diseñada para que nada le faltara. Los medios digitales cada uno contando de mil maneras, la misa historia.
Era preciso inventarse un discurso nuevo que contuviera a las masas que rumiaban tanta desgracia. Era un paréntesis cuyo cierre no estaba previsto.
Pero el silencio se instalaba en las calles a la par que, la policía patrullaba, acaso interrumpido por alguna sirena de ambulancia.
La noche se apagaba cuando la luz de las pantallas se agotaba y el sueño sin sueños se precipitaba en las almohadas.

lunes, 6 de abril de 2020

EL TREN, por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS



El cielo se hizo mar. Las nubes, bajo el gris blanquecino, se desplazaban como olas de temporal, vomitando de sus entrañas enormes rachas de piedra blanca que chocaban contra el caserío perdido en la penumbra de aquella prematura anochecida.
Portaba un billete de tren hacia ninguna parte. Se internó en el vagón buscando donde sentarse. Algunas personas, de expresión ausente, ocupaban su asiento. Miradas perdidas se escapaban de las cuencas de sus ojos. Unos instantes de titubeo y al cabo, optó por ocupar un lugar entre una mujer de edad incierta y un cura pelirrojo mascando chicle.

El tren avanzaba cruzando campos y traspasando cielos, la tormenta azotaba con fuerza. Se abrió la puerta del compartimento y apareció una mujer con traje de revisor. Ella le mostró su billete, pero el tono metálico de aquella voz surgida de una boca de muñeco de feria, más que increparle le balbució con palabras difícilmente inteligibles  este billete no corresponde con su asiento, es de segunda clase y usted ocupa uno de primera debe abonarme la diferencia que con la penalización asciende a 1.100 euros
La perplejidad tomó cuerpo en su rostro.
-          perdone…yo no sabía, me equivoqué, no dispongo de esa cantidad…
De nuevo la voz metálica y la boca de ventrílocuo contestó
-          hasta que haga efectivo el importe no saldrá del tren.
Confundida se replegó en su asiento buscando la mirada cómplice de algún viajero. No obtuvo respuesta, pero sí la sequedad del desierto en su garganta. 1.100 euros no los ganaba en un mes.


El traqueteo era ensordecedor, miró y rebuscó de nuevo. Ahora ya no daba crédito a lo que veía a través de una puerta entreabierta. Aquel era otro mundo. Un cielo azul se desplegaba sobre el apacible verde de las aguas de una gran piscina que se extendía hasta el horizonte y en la que se solazaban y salpicaban niños y mayores.
Quizá ahora cobraban algo de sentido los 1.100 euros. Pero ella… no sabía nada de todo aquello.
De nuevo la revisora recordándole que no había escapatoria.
El tren seguía su curso hacia ninguna parte con el traqueteo monocorde. Un frenazo les alertó de que algo estaba ocurriendo. Poco a poco las ruedas obedecieron a la frenada hasta detenerse en un lugar desconocido.
Era la ocasión propicia, había que disimular y alcanzar, sin despertar sospechas, la puerta del pasillo y a través de él colarse con huida rápida al exterior.
No hubo tiempo para la duda sus pies, impulsados por un resorte imposible, se pusieron en marcha.
Alcanzó la puerta y se tiró al vacío sintiendo cómo el aire de la noche le cruzaba la cara. En medio de la negritud se podía vislumbrar una ciudad en ruinas con muros desvencijados, edificios medio derruidos y una lluvia plomiza de agua y barro.
Comenzó a correr sin saber a dónde, pero con el alivio de haberse librado de aquel infernal tren.
Caminó y caminó atravesando calles desiertas y amparándose bajo los puentes. Lodo y pedruscos sembraban el suelo.
Al poco, una voz se hizo hueco en el espacio. No tardó en reconocerla, era la de aquella mujer, con traje de revisor balbuciente y metálica, que la amenazaba
-          Sigue vigilada, sabemos dónde se encuentra, imposible escapatoria
Se desplomó en el suelo sin ninguna esperanza que la asistiera. El frío le calaba los huesos y el hambre se retorcía en su estómago. Ya no recordaba cuánto tiempo había transcurrido. Los minutos y las horas habían desaparecido, el cansancio velaba sus ojos que no distinguían más que vagos perfiles difuminados en la oscuridad.
Permanecía quieta, agazapada, hecha un ovillo y, tras un espacio de tiempo imposible de medir, sus sentidos comenzaron a despertar.
Un rumor muy lejano se iba aproximando y cobrando fuerza hasta convertirse en terrible algarabía al tiempo que, la luminosidad del azul arañaba sus retinas.
Risas y chapoteo de niños y mayores la invitaban a adentrarse en aquel oasis de aguas dulces y ella, elevándose sobre sí misma,sin ofrecer resistencia, se sumergió en ellas.