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domingo, 9 de agosto de 2020

"ESCRIBIR CON CONGOJA NO ES ESCRIBIR" por CRISTINA ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS

 ESCRIBIR con congoja no es escribir, es vaciar los agujeros negros, es perder el tiempo con las letras, desgarrarlas, estrujarlas para que no digan nada.

Escribir con congoja es un sacrilegio, despoja de vida. Es un renuente de nuestro pasado que pretende soslayar los recuerdos cuando llegan atados a las lágrimas.

Los recuerdos cimbrean en las palabras, cosquillean en los aromas, reverdecen al transitar las calles, al mirar la casa, al detenernos en algún vago pensamiento.

El sonido pendula, pretende hacerse palabra mientras las ideas arden impulsadas por el desgarro. El sueño libera, abre espacios cerrados, huye de la vida, de lo acontecido.


Hay una hoja que verdea sobre la mesa a la vez que los libros desparramados se miran en el cristal del tablero. 

Abro un libro tallado con los pensamientos del poeta, lo recorro con la mirada del asombro. Toda la vida resumida en sus letras. Todo el espanto dibujado en sus lienzos. Me mueve el sentimiento, es como mi propia vida, tan parejas sus vivencias. Habla de su madre que también se hace mía. Sufre con la rémora de sus años. Recuerda sus manos como yo recuerdo las de la mía. Tantas veces tuve sus dedos entre los míos, arreglándole las uñas, pintándoselas de rosa plata.

Sí, todas las madres se resumen en una. Es la gran madre, la que nos nutre, la que da sentido a los días. Ahora nos consume la orfandad y con ella el extravío. La vida pierde su brillo, el susurro de las hojas nos recuerda la dulzura de su aliento, su voz eternamente serena.